lunes, 29 de octubre de 2012

DESCUBRE LA NUEVA "REVISTA FUTURO"



Una revista que se publicará a partir de principios de 2013 con el objetivo de reflexionar y proponer nuevas ideas sobre el futuro, opiniones y colaboraciones de distintas personas marcarán una revista que pretende buscar un camino de ilusión y esperanza en un momento delicado en Europa. Merece la pena, aunque solo sea leer el proyecto: www.revistafuturo.cu.cc 

jueves, 20 de octubre de 2011

Los piratas del siglo XXI

editorial 24/4/09 - nº58
Valor, fuerza, valentia… Son las características necesarias para ser un pirata en nuestros días. Características que sumadas al hambre, la corrupción o la miseria forma una mezcla peligrosa.

Los piratas de hoy en día poco tienen que ver con aquellos piratas del siglo XV, piratas que abordaban los barcos para quedarse con sus cargas. Ahora el valor está en la vida de los tripulantes, que durante días son retenidos para exigir rescates millonarios. Los piratas del siglo XXI poco tienen en común con aquellos hombres de pata de palo o con parches en los ojos; los piratas de hoy, probablemente, estén sentados frente al televisor cuando se enteran de las hazañas de sus hombres, sus marineros, aquellos a los que los medios acusan como responsables. Autores sí, responsables, probablemente no. En países como Somalia, donde por ejemplo el PIB per cápita es de 600$ (el PIB per cápita en España es de 32.066$) los piratas, para bien o para mal son una gran fuente de ingresos. 35 millones de Euros cobraron el año pasado en rescates, dinero que no va a parar a aquéllos que se adentran miles de kilómetros mar a dentro.

Conviene recordar que muchos de estos rescates se firman en despachos de ciudades como Londres. Suena irónico, pero la piratería, un “negocio” tan antiguo también sufre los cambios de la Globalización y si esta noche secuestran a unos pescadores frente a las costas de Somalia, quizás mañana se negocie el rescate en Londres y pasado el dinero de dicho rescate vaya a parar a Nueva York, París o Zurich.

Son las paradojas de nuestra época, en la que mandamos buques de guerra para acabar con un problema que empieza –como casi todos- en los despachos.   

LE PUIG 2009

sábado, 17 de abril de 2010

EDITORIAL Nº65

¡Basta ya!

Echando a un lado la desvergüenza internacional, apartando la sinrazón de algunas palabras y minusvalorando las opiniones de ciertos –por decir algo- individuos, el caso de Garzón es hoy por hoy un caso de vergüenza, de vergüenza nacional.

Mientras en España la tensión crece, en el resto del mundo se preguntan cómo un juez -el mayor exponente defensor de la libertad democrática- puede ser juzgado por tratar de esclarecer los crímenes de una dictadura. Quienes hayan sentado en el banquillo a Baltasar Garzón es algo secundario, algo simplemente puntual y a lo que no se debería dar mayor importancia. Tanto derecho tiene Falange para denunciar a un juez como cualquier otra organización legal (no olvidemos que Falange a día de hoy lo es) y, por tanto, eso no es lo que nos debería sorprender; tampoco es sorprendente que las acusaciones hayan sido admitidas pues, dicho sea de paso, la justicia española es, con amplio margen una de las mejores del mundo, título que se ha ganado durante décadas luchando tanto a favor como en contra de lo que los criterios de la sociedad dictaban. Esa, la independencia de la justicia parece ser el tema de fondo tanto en este como en otros casos –véase Gürtel-. La justicia de nuestro país no será rápida, ni bien valorada, pero lo que sí es, es definitiva. Lo que dicte el juez habrá de ser una resolución cabal, objetiva y sobre todo justa.

La justicia española, el último poder que aún no ha caído en manos de esa corriente “americanizadora” que todo lo arrasa, debe seguir como está. No se puede dejar que el poder judicial se convierta, al igual que lo ha hecho la política, en un show.
Sin embargo, es un derecho, también democrático el manifestarse en contra de este tipo de acusaciones. Cabe señalar, de nuevo, que es un derecho democrático, y no contra la democracia, como algunos dicen; ahora bien, que un ex-alto cargo del poder judicial tilde a los jueces, a sus compañeros de franquistas, es algo insólito. Una vez más se cae en las palabras vacías, palabras que se dicen, se emiten como si de un robot se tratase y posteriormente se espera a que se olviden.

Es desgarrador ver cómo la prensa, la sociedad y la política se fragmentan en dos bandos, como si realmente así debiera ser. Lo cierto es que mirando la historia se demuestra su ineficacia: el tratar de confrontar a la sociedad, el tratar de obligar al individuo a decidirse por el sí o el no, por el blanco o el negro no es sino ahondar en las heridas, y lo que es peor, abrir otras nuevas.

Hay que decir ¡basta ya! a los titulares que evocan otros tiempos. Hay que decir ¡basta ya! a los políticos que tratan de negarlos. Hay que decir ¡basta ya! a las palabras sucias, malolientes que unos y otros repiten y que nos trasladan al 36.
España no se puede permitir esta fragmentación, este flash-back inútil y estúpido que de seguir así podría traer consecuencias trágicas. Si el poder judicial está en apuros, es el ejecutivo y el legislativo quienes tienen que salir en su defensa.

Garzón no cometió ningún crimen tratando de esclarecer los asesinatos del franquismo. El crimen es utilizar a Garzón en contra de la justicia.



LE PUIG

viernes, 26 de marzo de 2010

EDITORIAL Nº64



España, Venezuela y ETA

Una vez más las relaciones entre Venezuela y España se ven en serios apuros. Esta vez el detonante fue un auto del juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco en el que dicho magistrado afirmaba que había indicios de cooperación entre el gobierno venezolano y la banda terrorista ETA.

La respuesta no se hizo esperar: el gobierno español exigió a Venezuela explicaciones formales. Horas más tarde Hugo Chávez respondía como de costumbre: descalificando a aquellos que no comparten su visión o que como en este caso le acusan.

Lejos de responder con pruebas, Chávez como es usual respondió con desbandadas y frases que, aunque populistas distan mucho de ser populares. El presidente aseguraba –como tiene acostumbrado- que todo era un nuevo intento de acabar con él, un intento orquestado por Estados Unidos y perpetrado desde España.

Ciertamente Chávez no será el presidente ejemplar que todos querrían en su país, pero sin embargo fue elegido por los ciudadanos y por tanto, al contrario de lo que él hace ha de ser respetado y aceptado por el resto del mundo. Lo que no se puede respetar ni aceptar son sus declaraciones hacia la justicia española, a la que Chávez se refiere como si fuera un organismo político y no como lo que es: –o al menos debería serlo- un órgano independiente del resto de la sociedad y por tanto objetivo.

Si el juez Eloy Velasco cita a Venezuela en un auto relacionado con ETA es que este mismo juez tiene indicios, que llevan a pensar que el gobierno de Chávez podría haber ayudado a la organización terrorista. Todo esto va en condicional y ha de ser así; por tanto hemos de tener en cuenta que, aunque hay indicios de ello, el juez Velasco no asegura que esto sea cierto y por tanto la conclusión que debemos sacar es que hay que ser prudentes.

Sin embargo, Chávez opina lo contrario y casi a diario vuelve a la carga: la última ofensiva fue asegurar que España perdería más de Venezuela de que las relaciones empeorasen. Esto no es sino un aviso al gobierno español y a la sociedad española; y en parte tiene razón: Repsol controla parte de los recursos petrolíferos del que es uno de los países más importantes en reservas de combustible fósil, sin embargo tras Repsol muchas son las empresas españolas que, como en el resto de América invierten a diario en esos países; ésa, la inversión es sin duda uno de los intereses que tiene Venezuela en conservar, pero no olvidemos que quien invierte es por que sabe que obtendrá mayores beneficios.

Los indicios son claros: Venezuela podría haber ayudado a ETA pero sin embargo y aunque la actuación de Chávez no ayude España y la sociedad española debe ser cauta: no nos conviene mover ficha hasta que no sepamos si es necesario y a eso es a lo que hemos de aguardar; a que se confirmen o no estos indicios. Entonces, solo entonces será el momento de las reacciones.
LE PUIG

sábado, 27 de febrero de 2010

EDITORIAL Nº63

¡Feliz 2010!

Toco el segundo premio y con él cayeron sobre Getafe más de 200 millones de euros, pero eso fue el año pasado; para gordo, el que les ha tocado a los haitianos: la desgracia se cebó con un país ya desdibujado que tras la catástrofe ha quedado en ruinas.

Y nevó en Madrid y en toda España, y con ello se suspendieron las clases aquel día once de enero que a muchos les costará borrar. Se acabó la primera década del siglo XXI, una década a olvidar, que empezó con el euro, pasando por el 11-S, el 11-M y marcada por las guerras de Irak y Afganistán; y como fin de fiesta una crisis de la que nos costará salir.

De momento el año no empieza con buen pie, y de regalo de reyes caen 125.000 personas más a la ya interminable lista de parados; y de paso pues nos jubilamos a los 67, que al final, ¿qué más dará?; y si eso, recortamos las pensiones… A ver quien es el “hijoputa” que se queja…

Feliz año y humor, que es lo que nos queda…
LE PUIG

miércoles, 3 de febrero de 2010

27 de enero: Día del Holocausto

Juan Luís García │ LE PUIG

El día 27 de enero de 1945 las tropas soviéticas liberan el campo de Auschwitz (hoy en territorio polaco) y son testigos incrédulos del horror genocida al que había conducido la política antisemita del régimen nazi durante la segunda guerra mundial: la jerga hitleriana, aséptica y eufemística, había denominado “solución final” a lo que hoy denominamos destrucción de las comunidades de los judíos europeos, si bien se suele utilizar los términos Holocausto o Shoah.
Tanto el lugar como la fecha se han convertido en referentes básicos de esa realidad histórica: parte de las instalaciones del campo de exterminio se convirtieron en 1947 en un inmenso “museo del horror” y treinta años después fue declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad; y cada año ese día se recuerda y conmemora lo que supuso el holocausto: se calcula en unos seis millones el número de víctimas, pertenecientes mayoritariamente a las comunidades del centro y el este de Europa.
Uno de los objetivos innatos del estudio y la divulgación del mismo que hace la Historia es dar a conocer los hechos, los datos y acontecimientos que han marcado el pasado y dejan una huella imborrable en los tiempos posteriores, así como pretender con el conocimiento de los errores y los horrores cometidos en tiempos pretéritos evitar su repetición y sensibilizar a la opinión pública, en general, de los peligros y situaciones inhumanas a las que se puede llegar con la defensa a ultranza de determinadas posturas ideológicas.
Desde otras disciplinas también se intenta acercar al público en general la realidad del Holocausto; así lo demuestran obras literarias, con mayor o menor carga de realidad o ficción, con mayor o menor dosis de sentimentalismo y/o empatía hacia las víctimas. Una de los últimos éxitos literarios recientes es buena prueba de ello: El niño del pijama de rayas. Desde las pantallas cinematográficas también se han hecho múltiples y muy diversos acercamientos al tema: la misma obra citada anterior fue llevada al cine y otros títulos como El pianista, La vida es bella o La lista de Schindler muestran distintas posibilidades de presentar los hechos.
Las recreaciones literarias o del cine no nos pueden, de todos modos, presentar en su totalidad las raíces y el conjunto de un proceso histórico complejo como fue éste y que en ocasiones suele utilizarse como instrumento para fines políticos actuales, ya sea por el propio estado de Israel que intenta a toda costa que no se olvide el holocausto y que no en pocas ocasiones lo ha utilizado como arma ideológica-política, o bien por aquellos que, incluso manipulando y tergiversando la Historia, hablan de revisionismo (realmente es negacionismo lo que sostienen) para oponerse a los objetivos y a la esencia misma del estado israelí.
Lo que no debemos olvidar, y por ello cada 27 de enero se conmemora esta catástrofe, es la auténtica realidad histórica de un hecho que tuvo lugar en un momento y unas circunstancias concretas, las implicaciones morales y éticas de un fenómeno que muestra los límites más abyectos de la naturaleza humana por parte no sólo de aquellos que lo perpetraron sino también de los que con su silencio o su inacción lo hicieron, en parte, posible. También es una efeméride que tiene que servirnos para mantener viva una posición de alerta vigilante, y combativa si es preciso, ante el despertar o la proliferación de posturas que justifican la exclusión y la discriminación, y que tiene que ayudarnos a entender que las penalidades y sacrificios que el Holocausto (u otros genocidios como el armenio de la primera guerra mundial o el vivido en Ruanda en los años 90 o las “limpiezas étnicas” de las guerras de los Balcanes a finales del siglo pasado) llevó consigo no deben repetirse, y que todos tenemos alguna responsabilidad en conseguirlo.
Juan Luís Garcia es el secretario del IES Puig Adam de Getafe.