jueves, 31 de diciembre de 2009

EDITORIAL Nº62


Por la convivencia


Hace unos días se celebró el trigésimo primer aniversario de la Constitución de 1978, una constitución hoy vigente después de treinta y un años –un autentico logro si se mira la historia de España- y que aun suscita desencuentros entre aquellos que la aprobaron.
Lo que nadie pone en duda es el espíritu y voluntad con que se creó la constitución, ese espíritu con el que una amplísima mayoría de españoles se identifico aquel 6 de diciembre de 1978; un espíritu unitario y de convivencia, con la idea de olvidar un pasado penoso y la mirada hacia un futuro mejor para todos, fueran de donde fueran, pensaran lo que pensaran y creyesen lo que creyesen.
Ese es el verdadero espíritu de nuestra constitución, el espíritu de la convivencia.


Seguramente algunos o muchos echen en falta a aquellos políticos que hicieron posible la transición, aquellos que se jugaron la vida frente a golpistas sin mover una ceja, aquellos a los que de verdad se les podía llamar políticos.
Ellos fueron capaces de olvidar sus diferencias y pensar en el futuro, sin embargo no solo ellos lo hicieron, sino que toda la sociedad lo hizo y les empujó a hacerlo.

No hay nada más cierto que la política es el espejo de la sociedad, y los políticos sus representantes. Entonces, ¿por qué nos quejamos?, ¿por qué decimos que los políticos actuales son peores que nunca?
Por hipocresía.

La corrupción es un claro ejemplo de ello: ¿quién no se escandaliza cuando se entera que su alcalde ha robado 100.000 euros?; sin embargo, ¿quién se escandaliza cuando su vecino no declara a Hacienda o su cuñado cobra en negro?

Convivencia es lo que realmente falta en la sociedad actual, convivencia significa respeto a todos, sean como sean, piensen lo que piensen.
Que nadie piense que han sido los políticos los que han perdido la convivencia, el respeto; hemos sido nosotros los que en treinta años hemos rebajado y despreciado el valor de este sustantivo.
Sin él, no hay, no puede haber un avance social ni mucho menos político. La convivencia, ese espíritu de la constitución del ´78 es imprescindible ahora más que nunca en época de crisis. Precisamente ahora, cuando escasea es cuando debemos buscarla y encontrarla, y guardarla para que sea el fundamento y los cimientos de nuestro futuro como país.
Un país sin convivencia, acabará sin remedio alguno por romperse en mil pedazos.

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